Andar a contracorriente por los pasillos de Ikea (uno de mis pasatiempos favoritos) ya no volverá a ser igual desde que esta tarde, en la sección de ollas y cacerolas, me he topado con un señor —aparentemente cuerdo— que también lo hacía. De pronto, mi mundo se ha ido al garete y entonces, cabizbajo como un alma en pena y arrastrando los pies, con disimulo me he mezclado entre la gente y he avanzado hacia la salida en la dirección de las flechas. Las lámparas y las alfombras parecían burlarse de mí, y hasta la butaca Poäng me ignoraba. Sentirme "normal" de repente, ha sido una auténtica pesadilla, me faltaba el aire, estaba desconcertado. No era yo.
La main stream siempre empuja hacia la salida: eres un héroe de la resistencia.
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