martes, 20 de abril de 2010

La tontura del viajero


Otro extraño patrón de comportamiento colectivo que ha permanecido inalterable desde tiempos muy pretéritos, es el denominado tontura del viajero. Cuando viajamos, hacemos un montón de cosas raras, a cada cual más absurda. Para empezar, siempre hay una discusión por el número de asiento en el autobús o el tren. Procuramos sentarnos solos, nos molesta que alguien se siente a nuestro lado. Esta actitud es muy curiosa pues, es justamente opuesta a la que tenemos al salir de fiesta cuando, vamos de bar en bar buscando el que tenga más gente, el que esté más ambientado. Si el viaje es en tren, el cien por cien de los viajeros se levanta 15 minutos antes de llegar al destino y hace el último cuarto de hora del viaje en pie…¿? en el pasillo y con el equipaje entre las piernas, como si fueran a perder el turno para salir.  Previamente, faltando 20 minutos para la estación, todo el mundo habrá llamado con el móvil para decir que ya está llegando, que le quedan 20 minutos. (Algunos llaman una segunda vez cuando faltan 5 minutos para decir que le quedan 5 minutos). En las estaciones de las grandes ciudades o en los aeropuertos, la gente se sienta en el suelo para comer o para navegar por Internet con el portátil…incluso los ejecutivos se sientan en el suelo y hablan por el móvil de negocios. Esta actitud me deja fascinado porque se ejecuta ¡habiendo asientos libres! Pero claro, es más chic sentarse en el suelo de una estación…aún en invierno, con lo frío que está. Pero lo que más me cuesta comprender sobre la tontura del viajero, es el hecho de que todo el mundo, al llegar a una ciudad nueva, se de la paliza de querer ver todos los museos y monumentos. (Nadie ve en la tele documentales sobre museos y monumentos). Al final, lo que a la gente le gusta de los viajes es ir a las  tiendas y a los  bares. Y, ¿Qué decir del tema foto? ¿Por qué todo el mundo se hace una foto delante de los monumentos? Es intrigante: el turista llega al monumento, dispara la foto, se da media vuelta y se va. ¿? Muchas veces, sin siquiera contemplar el monumento, vista o paisaje…durante un momento. Esta claro, las fotos solo son las pruebas para después demostrar y al mismo tiempo dar envidia a los amigos de que hemos estado en tal o cual sitio. -Mira, este “soy yo” en la torre Eifel, estos “somos nosotros” en el Vaticano. Algunos incluso demuestran por adelantado, cuando antes de que tú hagas un viaje te dicen: -no dejéis de ver la Fontana de Trevi y si tenéis tiempo llegaros a Florencia, se puede ver en una mañana, a nosotros nos encantó. Pensamiento avanzado: “La tontura del viajero, tanto si el viaje es de negocios como si es de placer, mantiene a la persona en un estado de imbecilidad sostenida, desde el mismo momento en que hace las maletas hasta su regreso”. Quien viaja, cambia temporalmente de estatus y se siente más importante. Esto hace por Ej., que en caso de retraso en el vuelo se manifieste una actitud de solicitud de atención exagerada:- es una vergüenza, llevamos 3 horas en el aeropuerto y nadie ha venido a decirnos nada. La propina en los hoteles al chico de las maletas es otro ejemplo claro de ese falso estatus de persona importante que el viajero adquiere por derecho. ¿Como si no se explica que la misma persona que regala 5 euros al botones, robe después las toallas o las pastillas de jabón de la habitación del hotel? Nunca dejo de sorprenderme. 

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