lunes, 28 de noviembre de 2011

Fumador Empedernido de Pacotilla


Ya hace dos años que no fumo, casi se me había olvidado que hoy es 29 de Noviembre y creo que eso es bueno. Aunque siempre recordaré esta fecha de manera muy especial, no vivo obsesionado contando los años, ni los meses ni los días que han pasado desde que apagué el último cigarro. Pienso que quien lo haga se estará equivocando, dejar el tabaco no es una cuenta atrás, ni adelante, ni nada de eso. Dejar de fumar es simplemente eso, dejar de fumar. Tampoco sé si escribiendo este post quiero aconsejar a los fumadores a que se animen a dejarlo pues, ya lo he intentado con un par de amigos y ha sido en vano. Escribo porque hoy para mi es un día bonito, es como mi cumpleaños o algo así. Y mira que yo soy de esos a los que le gusta echar cuentas; que si tantos miles de cigarros que he dejado de consumir, que si mis probabilidades de contraer una enfermedad coronaria han disminuido a la tercera parte, que si mi capacidad pulmonar ha aumentado un veinte por ciento etc., pero, eso ya lo hice el año pasado.  A los fumadores les trae sin cuidado todo esto, con el tabaco ocurre como con los accidentes de tráfico, nadie se da por aludido, nadie quita el pie del acelerador excepto cuando hay peligro de multa. Cuando a uno le tocan en el bolsillo, entonces si que hay  una reacción. Da igual hablar de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o de cáncer de pulmón, el fumador vive dando la espalda  a todo esto, tal vez porque tiene la certeza errónea de que eso nunca le pasará a el o tal vez porque su adicción le ciega hasta el punto de no poder afrontarlo. Yo creo que si cuento sobre la tele de cuarenta y seis pulgadas que me compré con el dinero que me ahorré el primer año o el viaje de doce días a París que me pegué en verano con la mitad del dinero que me ahorré el segundo, los fumadores me harán más caso. Es inevitable querer alentar a los fumadores, en realidad, aunque ellos lo nieguen, todos sufren con su adicción. Yo sufría, y creo que yo no iba a ser una excepción. A mi no vale eso de  a mi me gusta fumar. Eso es una mentira como un templo. A mi me gusta mucho el chocolate pero no estoy comiendo chocolate cada media hora todos los días de la semana  todos los días de mi vida. Quien fuma, fuma porque es adicto y punto. Lo dije hace un año y lo digo de nuevo, dejar de fumar no es difícil, ni siquiera es un poco difícil. Lo que pasa es que no nos gusta pensar. Y claro, para dejar el tabaco hay que pensar un poco. Estoy seguro de que todos los que han intentado dejar el tabaco han hecho, a lo largo de su vida cosas mucho más difíciles que dejar de fumar. Pensad y veréis que llevo razón. ¿Es que no es difícil crear una empresa o mantener una familia? No se, por decir algo, pero, eso si que es difícil. Dejar de fumar es una tontería. Y seguramente por ello ya no siento ni euforia ni excesiva alegría. Estoy feliz porque sé que hice lo correcto, pero nada más. El único consejo que puedo dar a los que quieran dejar de fumar es que estén contentos. Es imposible dejar el tabaco si los sentimos como una imposición o una amargura. Si decides dejarlo, piensa en ello como algo grandioso, piensa comos si fueras a tener un hijo, o algo así. Si decides estar muy contento, no habrá ninguna lucha entre tu y el cigarro, será como pasar una gripe, la pasarás y punto. Olvidad aquello de la fuerza de voluntad, eso es una chorrada. No hay que tener ni fuerza ni voluntad, solo hay que tener ganas. Dejar el tabaco comprende dos partes que, yo creo, casi nadie que emprende la tarea de dejarlo  conoce bien. La parte física y la parte mental. La primera parte no tiene ningún misterio: un par de semanas después  de dejar el tabaco nuestro organismo se acostumbrará a la falta de nicotina. Solo se siente un malestar durante unos días pero nada más, es lo que llaman el mono. Pero no tiene ná de ná…te pegas una ducha y se te pasa, si estás contento claro…porque si estás amargado, entonces tu pensamiento podrá contigo. Ahí está la parte mental. Hay que tener muy claro lo que va a ocurrir dentro de tu cabeza, hay que prepararse, entrenarse, pensar. De nada sirve dejar el tabaco si dentro de la pensadora no haces lo que yo llamo la desconexión. Mientras no entiendas lo que le sucede a tu mente no podrás dejar el tabaco nunca. Es igual que estés 6 meses o 1 año sin probarlo, si no hay desconexión, volverás a fumar. ¿Qué como se hace? Bueno, cada uno debe ser conocedor de su propia capacidad para  cavilar,  y lo mismo que nos calentamos la cabeza para muchas cosas que solo nos interesan a nosotros, debemos estudiarnos  y vernos como elementos individuales y no como parte de un colectivo de millones y millones de personas que tienen un problema común porque, de este modo tendremos la excusa perfecta para fracasar. Por esto, creo que lo mejor es olvidarse de reglas, tópicos, parches, agujas chinas o tratados. Lo mejor, una vez comprendidos los entresijos de nuestro psiquis es, ponerse delante  de un espejo, sacar pecho y decir: yo, Fumador Empedernido de Pacotilla voy a dejar de meterme en la boca esta porquería y me voy a convertir en  una persona nueva, mas sana, con más dinero y ejemplo para quienes me rodean.

1 comentario:

  1. Ojalá yo tuviera las ideas así de claras, habrá que ponerse a pensar

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