martes, 23 de marzo de 2010

Road R.I.P.


El ramo de flores que se ve en la foto, lleva “operativo” varios años. (Alguien…lo renueva cada vez que se seca). Varios años reclamando la atención de paseantes, varios años distrayendo a los conductores y, varios años fastidiando porque, imagino que, lo mismo que a mí, a más de uno que pase a diario por ese lugar, le molestará sobremanera encontrarse con esa especie de santuario urbano que nos recuerda constantemente que en ese sitio, alguien murió de forma trágica. Una vez más, otro caso de conducta social repetitiva, tan incomprensible, como absurda. La práctica del Road R.I.P (así lo he dado en llamar) está tan extendida que son muchas las carreteras, tanto urbanas como peri-urbanas, que albergan en alguna de sus curvas o rotondas uno  de estos santuarios. A ver, pensemos: ¿Por qué  hay que poner flores, (y posteriormente reponerlas una y otra vez) en el lugar “exacto” donde alguien perdió la vida? Si sobre una base alquitranada, que en este caso sería la carretera, aplicamos al binomio muerte/lugar una equipolencia exponencial simplificada y la trasladamos al resto de maneras de morirse…querría esto decir que si, por Ej., yo me muero de un infarto en la silla de una cafetería, mi familia o amigos tendrían que llevar flores a esa cafetería y colocarlas en dicha silla periódicamente hasta la eternidad o, del mismo modo, deberíamos llevar flores de por vida a la habitación del hospital donde la gente fallece…Tendría que haber ramos de flores por todas partes… pero claro, ni en los hospitales está permitido, ni en las cafeterías está permitido…pero sí, en las carreteras donde, los que practican el Road R.I.P., lo hacen hasta el extremo de acabar sustituyendo las flores naturales por otras artificiales con el afán de convertir en perpetuo el recuerdo del accidente en cuestión. Yo entiendo, por Ej., que se arrojen flores al mar por un acantilado en honor a alguien que se ahogó, y cuyo cuerpo no se encontró jamás, pero, en un accidente de coche o moto, que yo sepa, la persona que muere, ni se la lleva el viento ni se la traga el asfalto sino que, es enterrada o incinerada en un lugar apropiado para el posterior ejercicio de culto o tributo.. Por todo esto, mi pensamiento avanzado resuelve que,: colocar flores en el lugar de un accidente, implica por parte de quien lo hace, el desajuste premeditado de sus estructuras racionales más básicas,  con la única intención de obtener la compasión y  atención que su mente  necesita para fabricar el alimento emocional que mantiene viva su percepción masoquista del dolor. Estas personas, no pueden forzarnos a acudir al cementerio para hacernos partícipes de su sufrimiento, pero sí pueden, excusadas en la existencia de una tradición que no es tal, colocar “su cementerio” a nuestro paso.

2 comentarios:

  1. mmm...Interesante. Pero no sé si sabrás que por donde vivo somos más exagerados. Aquí no ponemos flores como tal en postes de carretera, aki le ponemos el nombre del fallecido a una rotonda que se construye a raíz de esa muerte, y llenandola después de honores. En este caso, mi pensamiento es que tanto la familia como la gente importante pública que intervino en esa obra es que quieren recordarnos que la persona fallecida ha sido la única que ha conseguido bajar el colesterol (avenida de los escuderos) a 200km/h. con su moto.

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  2. Pobre chico,,,que con 26 años perdió su vida,,,pero por desgracia en algunas ocasiones,esperan que pase algo asi para poner remedio a una carretera mal señalizada,,,un besito luisito,me encanta tu blog.Te esperamos en Jaén.

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